jueves, febrero 14, 2008

Una semana en Tailandia (capítulo 3-a)

Lunes 21- jueves 24.


¡La última parte de mi viaje en Tailandia! (¡Con sólo un mes de retraso!) Cronológicamente es el medio:

Cap. 1: S19-D20 de enero
Cap. 2: D20
Cap. 3-a: L21-V25
Cap. 3-b: V25-D27

Ya sabeis, los que lo leais por primera vez ahora igual preferís leerlo en éste orden.


Desayuno el lunes al lado de la piscina del hotel, el lunes 21.


Un gatuco en la calle.


Un gatito en el Wat Po, el famoso palacio real, que he venido a visitar.
Si me acuerdo, cuando escanee la postal de la estatua del Buda dorado (tumbado), la pongo también.
Im-presionante.


4 stupas, conmemorando cada una el reino de un monarca.
Creo que son tumbas.


Esta fichita es ni más ni menos que el tiquet del metro de Bangkok.
A la entrada la pasas suavemente por encima del lector (como en Japón) y entras.
A la salida la metes en una ranura para devolverla.


Martes 22: Ayuthaya, la antigual capital, a unos 100km al norte de Bangkok.
Yo la llamo la Toledo de Tailandia.
Desgraciadamente hace varios cientos de años la saquearon los birmanos, con lo cual de varios de sus maás famosos edificios sólo quedan ruinas. Toda una ironía teniendo en cuenta que el nombre quiere decir inatacable.






Andando de vuelta por este camino un chaval que iba en bici me dio la mano al pasar.
Detalles de éstos te alegran el día.


Una foto de la difunta princesa, hermana del rey.




Esta pared de la derecha es todo lo que queda de un importante templo.







Vendían varias frutas en los puestecitos callejeros de Bangkok, un detalle que a mí me volvió loco. El zumo de mandarina era impagable, y me lancé y probé este hermano pequeño del coco. Pero... como su hermano mayo, tiene mucha mejor pinta de lo que sabe su agua. Acabé tirándolo, aún sintiéndolo con toda mi alma.


Miércoles 22: me he venido al norte de Bangkok a comprar un billete de autobus para ir a Chiang Mai, la capital del norte. Hasta principios de este siglo no fue parte de Tailandia, con lo que todavía se notan las diferencias culturales.
En la foto, el parque Chatuchak, que tuve que cruzar para llegar a la estación.



Rey más respetado y querido que el de Tailandia no conozco a ninguno.


Después de andar tres cuartos de hora y ver que todavía me quedaba un trecho, decidí coger un taxi.

¡Llegamos!


La vuelta al monorraíl después de comprar el billete.
Como soy asín de burro y no aprendo, volví andando.
Nada, sólo tardé dos horas después de perderme por otra parque al lado del de Chatuchak.




Un ardilla jugó al escondite conmigo.
De todas las fotos que le saqué, ésta es la que mejor se ve.


Andén del monorraíl.


Sushi para llevar, antes de entrar al monorraíl.
Un ejemplo más de lo extendidas que están las marcas y productos japoneses en Asia.


Mi perdición: un squash de limón (zumo natural por supuesto).
No creo que fueran ni los tres que me tomé ayer martes por la noche, ni los dos zumos de mandarina de por la mañana, y tampoco pudieron ser los tres squashes de postre (sandía, limón, naranja, todos con hielo), pero el caso es que al día siguiente me entró una ligeria diarrea.
Fijaos de paso en el detalle de la hoja donde estaba practicando mi caligaría del tailandés.


Jueves 24: primera foto de Chiang Mai, la comida.
Después de una noche en bus nocturno bastante cómodo, llego de madrugada (hacía un frío de 25º, ufff) entro al hotel, escribo un par de correos, y a comer.
En Tailandia se come con tenedor y cuchara (te viene todo cortado), excepto platos de origen chino.




El mercado nocturno de Suam Lum, tranquilo y agradable.



Esta chica tan simpática (más guapa al natural) se llamaba Ui y también tenía veintiseis año.
La muy maja me descontó 10 bahts, aparte de lo que le regatee, por ser de la misma edad.



Un cuadro del rey a la entrada del bazar.


Una calle terriblemente oscura por la que volví. Y aún así no me pasó absolutamente nada.


La fallecida princesa. Si hubiera sacado fotos cada vez que veía una exposición sobre su vida en alguna estación de tren, o en algún programa de la tele, o algún cuadro... tendría una decena más.



Viernes 25. En esa furgo roja de ahí delante, que vienen a ser bus-taxis comunales, es donde me monté. Songthaew, creo.


¡Vamos que nos vamos!


Y después de media horita, llegada al Doi Suthep, el monte que protege la ciudad de Chiang Mai y donde se encuentra su templo más importante.


Escaleras para llegar al templo.





Detalle de un dragón y un yo mismo.



Quien entienda inglés cogerá la ironía de que no te están deseando "Que tenga una feliz excursión", ¡te están diciendo "Que tienes una feliz excursión"!


Llegamos a la cima, ahora sólo queda descalzarse y entrar al templo principal.


El centro del templo. Os dejo con su símbolo dorado y la foto del rey.


He hecho tantas fotos y sé tan poco de budismo que voy a dejar los comentarios aquí.





Un último comentario: peregrinos dando tres vueltas alrededor del centro.











Norma de educación:
-descálzate par entrar al templo
-viste ropa adecuada (no faldas o pantalones muy cortos, de hecho prestaban faldas fuera del templo para entrar)
-sé respetuoso con las imágenes de Buda
-no muestres demasiado afecto en público, como mucho da la mano
-saluda al estilo tailandés: juntando las manos
-no le toques (¡nunca!) la cabeza a un tailandés, ni apuntes tus pies hacia nadie al sentarte








Y aquí acaba mi última entrada sobre Tailandia, pero cronológicamente sigue en la 3-b.
Un abrazo.